sábado, 29 de octubre de 2016

PARDELAS EN LA NIEBLA



Salida ornitológica a las islas Berlengas (Leiria, Portugal)

2 al 4 de Septiembre de 2016


Sábado, 3 de septiembre. 09.45 horas. Una pardela pichoneta (Puffinus puffinus) emerge entre la niebla en la travesía marítima entre Peniche y la Reserva Natural das Berlengas, un archipiélago de pequeñas islas perteneciente al distrito de Leiria, en el centro de Portugal, que dista 5,7 millas náuticas (unos 10 km) de tierra. Poco más tarde, siete pardelas baleares (Puffinus yelkouan) se deslizan sobre las olas siguiendo su estela. Volando en sentido contrario, se cruza una pardela cenicienta canaria o cagarra (Calonectris borealis). Ocho miembros del grupo SEO-Asturias viajamos a bordo del “Cabo Avelar Pessoa”, uno de los barcos que cubren el servicio regular a las Berlengas, para conocer este espacio protegido y disfrutar de sus aves marinas. 


Pero hay poca actividad. A lo largo de los 50 minutos que dura la navegación, añadimos un cormorán moñudo o corvo-marinho-de-crista (Phalacrocorax aristotelis), sendos pares de charrán patinegro (Thalasseus sandvicensis) y de cormorán grande (Phalacrocorax carbo), alguna gaviota sombría (Larus fuscus graellsii) y abundantes gaviotas patiamarillas o gaivotas-de-patas-amarelas (Larus michahellis). Ni rastro del deseado paíño de Madeira o roque de castro (Hydrobates castro), que cría en varios islotes del archipiélago; es un objetivo difícil: llega, para anidar, entre los últimos días de agosto y los primeros de septiembre, por lo que la fecha es aún temprana. No es ésta la única ave marina que cría aquí al final del verano; la pardela cenicienta canaria tiene en estas fechas pollos grandes (pudimos ver varios por la feliz coincidencia con un equipo científico que tomaba medidas y muestras), y aún hay volantones de gaviota patiamarilla, tan numerosa que afecta negativamente a otras especies (al igual que el conejo Oryctolagus cuniculus, introducido), razón de que se lleven a cabo descastes periódicos, evidentes en la siembra de cadáveres dispersos por las colonias.

Las islas Berlengas añaden a su población de aves marinas (en tiempos la completaba el arao común Uria aalge, extinguido actualmente en Portugal y probablemente también en España), un reducido grupo de aves terrestres, que incluye al gorrión común (Passer domesticus), comensal de la treintena de habitantes de las islas y de sus 200.000 visitantes anuales, el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), que encuentra un ambiente idóneo en la superficie mayoritariamente rocosa, con escasa vegetación herbácea y arbustiva, y al halcón peregrino (Falco peregrinus), así como una notable lista de migrantes costeros, que las toman como faro, y otros extraviados y alejados de sus rutas por temporales y fuertes vientos que encuentran aquí un salvavidas, entre ellos el chorlito dorado americano (Pluvialis dominica), que procede del otro lado del Atlántico, el papamoscas papirrojo (Ficedula parva), que anida en el este de Europa, y el escribano lapón (Calcarius lapponicus), con origen en la tundra.
Cormoran moñudo - juvenil

Gaviota cabecinegra - 2º invierno

Gaviota cabecinera  2º invierno


Gaviota patiamarilla - Adulto y pollo

Gaviota patiamarilla - Adulto

Gaviota patiamarilla  Adulto

Gaviota patiamarilla - Adulto

Gaviota patiamarilla - Pollo

Gaviota patiamarilla - Pollo

Gaviota patiamarilla - Adulto

Gaviota patiamarilla - Pollo
Manejo de Pollos

Lagartija de Carbonell - Macho
Las Berlengas también poseen un alto interés herpetológico por la abundante población de lagartija de Carbonell (Podarcis carbonelli) que albergan, muy fácil de ver en los recorridos por las islas. Este lacértido, endémico del oeste de la península Ibérica y previamente tenido por una subespecie de la lagartija de Bocage (Podarcis bocagei), es más grande y de colores más oscuros en el archipiélago que en el continente, por lo que se tiende a segregar la población insular en la subespecie endémica berlengensis.

Lagartija de Carbonell - Hembra


Lagartijas de Carbonell




















Lagartija Colirroja comiendo una oruga

Lagartija Colirroja

El domingo, día de regreso, con un largo viaje por delante, visitamos la laguna de Óbidos, al norte de Peniche. Se trata de un humedal costero de 6,9 kilómetros cuadrados muy utilizado por limícolas, anátidas, garzas y gaviotas durante los períodos migratorios y en invierno. 

 
Desafortunadamente, la persistente y densa niebla limitaba la visibilidad a unas pocas decenas de metros, lo cual redujo mucho tanto la lista de especies esperables como las cifras de cada una de ellas. De hecho, sólo localizamos ejemplares aislados de ánade azulón (Anas platyrhynchos), en representación de las anátidas; de zarapito trinador (Numenius phaeopus) y andarríos chico (Actitis hypoleucos), entre las limícolas; de garza real (Ardea cinerea) y garceta común (Egretta garzetta), por parte de las ardeidas, y tres especies de gaviotas: patiamarilla, reidora (Larus ridibundus) y cabecinegra (Larus melanocephalus), esta última con tres ejemplares cada uno de diferente edad (el de segundo invierno se estaba dando un atracón de anélidos marinos o xorras). Lo más interesante fueron los paseriformes en paso estacionados en la zona, en concreto algunos ruiseñores pechiazules (Luscinia svecica) y mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus). Abundaba el cistícola buitrón (Cisticola juncidis) y estaban bien representados los fringílidos, vinculados a la postduna y al bosquete ripario colindante, con predominio del jilguero europeo (Carduelis carduelis) y presencia secundaria de verderón común (Chloris chloris) y serín verdecillo (Serinus serinus). Asimismo, en la duna tuvimos ocasión de ver alguna lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), típica de este ambiente.
 
Jilguero Europeo


Mosquitero Musical

 
La estancia en Óbidos se prolongó más allá del mediodía, por lo que no hubo más paradas en el viaje de vuelta, que hicimos por separado, dados los distintos planes de los participantes. Todos nos fuimos con muy buena impresión de la zona, pese a la escasez de aves en la salida.
 
Fortaleza de Peniche
 



Texto y Fotos de Luis Mario Arce


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